✒ Que el coronavirus no nos mate la memoria
La muerte de “Billy el Niño” por COVID-19 ha saltado a todos los noticieros. Muchas de nosotras no habíamos visto a esta persona hasta que hace poco años empezó a salir en los medios. Otras personas por desgracia ya le conocían de antes. Desde entonces tenemos imborrable en nuestra mente su imagen de joven cuando se dedicaba a torturar y su imagen ya de mayor cuando se dedicaba a huir de la prensa.
Hemos leído testimonios de sus gustos y prácticas. Muchas además conocemos personalmente a compañeros y compañeras que pasaron por sus manos literalmente. Algunos de esos compañeros ya no están, murieron sin ver ni un atisbo de justicia. Porque a “Billy el Niño” nadie lo ha juzgado por sus crímenes, nadie le ha retirado esas medallas inmerecidas que tenía. Nadie salvo los propios torturados a través de la prensa y sus testimonios y denuncias le han pedido explicaciones por lo que hizo.
No se le han pedido responsabilidades a “Billy el Niño”, ni a otros tantos cuyos actos han sido obviados en ese gran ejercicio nacional de desmemoria intencionada al que tantos años llevan sometiéndonos. Si no se habla de ello, no ha ocurrido. Si no se depuran responsabilidades, no ha ocurrido. Si todos los que lo vivieron se mueren y se deja de hablar de ello, no ha ocurrido. Si no se estudia en los colegios e institutos, no ha ocurrido. Simplemente se olvidará. Y así desde 1939.
Pero por suerte otros muchos compañeros y compañeras siguen vivos y su testimonio y presencia es vital para que no se borre la MEMORIA. Son esenciales para que no se olviden sus historias, para que todo por lo que tuvieron que pasar y tantos años de lucha contra una dictadura y en defensa de la libertad no hayan sido en balde. Su ejemplo nos recuerda que esta lucha, la de la democracia, la de la justicia sigue ahí. Y aquí es donde entramos en juego nosotras: todas estas nuevas generaciones que por edad no vivimos la guerra, la dictadura, la represión, pero que debemos ser transmisores de todas esas historias que ya no pueden contar de su propia boca tantas y tantas personas que lucharon por la libertad.
Y, ¿tú qué sabrás?, nos dicen y orgullosamente debemos decir que sabemos porque nos hemos preocupado de escuchar, de saber y de aprender de quienes lo vivieron. Debemos seguir siendo el altavoz junto a todos esos compañeros y compañeras que llevan años en la lucha para que todas esas historias se conozcan y no caigan en el olvido. Para que en este país lleno de símbolos franquistas se consiga cuanto antes la verdad, la justicia y la reparación que tantos años de retraso lleva.
No dejemos que el coronavirus nos mate la memoria. Se lo debemos a todas esas personas que pelearon por cosas que hoy nosotras podemos disfrutar. Gracias a todas y cada una de ellas. Se lo debemos a todas esas generaciones que vendrán que se merecen saber la verdad. Porque fueron, somos. Porque somos (y fueron), serán.
Patricia Ballesteros
Miembro de la Coordinadora Regional de IU CLM