Izquierda Unida Castilla-La Mancha

Abogados de Atocha: Equidistancia versus equidad.

Ante el rechazo del alcalde de Casasimarro (Cuenca) a poner una placa en homenaje a los abogados asesinados por la extrema derecha.

Siempre es bueno acudir a la riqueza de la lengua castellana para definir conceptos que, pueden parecer iguales, pero que en realidad son opuestos. Tenemos el ejemplo en estas dos palabras, equidistancia y equidad. La primera se define como la igualdad entre varios puntos u objetos, la equidad es la cualidad que consiste en tratar con imparcialidad a las personas, dando a cada una según sus méritos. Por ello el mensaje que se da a las víctimas del terrorismo franquista desde la equidistancia es, cuando menos una injusticia.

Lunes, 24 de enero de 1977. Calle Atocha, numero 55, tercer piso, en Madrid. Despacho de abogados laboralistas, bufete que crearon militantes del PCE y CC.OO. Es tarde, ya pasan las diez de la noche y el trabajo acumulado no permite horarios establecidos. Se atiende a muchos trabajadores que luchan por sus derechos, una parte importante vive en Vallecas, en zonas donde no hay infraestructuras de ningún tipo. De repente suena el timbre de la puerta y comienza la tragedia. Como dijo Luis Ramos, uno de los supervivientes “Si, sentí auténtico miedo. Me parecieron auténticos pistoleros. Tenían pinta de poder matarnos…oímos un tiro. Luego entró el otro y empezaron, de repente, a tirar. Sentí un impacto en el brazo. Me caí y noté que había recibido alguno más. La cabeza de un compañero cayó sobre el banco. Me di cuenta de que estaba muerto. Yo también me hice el muerto, con la esperanza de salvarme así”

En pocos minutos fueron asesinados Francisco Javier Sahuquillo Pérez del Arco, (abogado), Javier Benavides Orgaz (abogado), Serafín Holgado de Antonio (estudiante de Derecho), Ángel Elías Rodríguez Leal (administrativo) y Enrique Valdevira Ibáñez (abogado). Resultaron heridos Alejandro Ruiz Huerta Carbonell (abogado), Miguel Sarabia Gil (abogado), Luis Ramos Pardo (abogado) y María Dolores González Ruiz (abogada).

El entierro fue una manifestación multitudinaria de dolor y rabia. Todavía tengo esas imágenes en la retina, un inmenso gentío entre el que me encontraba. El gobierno se negó a poner los medios para asegurar la integridad de los allí reunidos, el servicio de orden lo asumieron los militantes del Partido Comunista de España.

Hubo un juicio, una sentencia donde se condenó a un grupo de asesinos de la ultraderecha, opino que no se llegó al fondo, a las raíces de donde se originaban este acto. Ligado a otro asesinato, el de Yolanda Gonzalez, aparecía en los medios como el asesino convicto se dedicaba a temas de seguridad y ejerce de perito judicial y da cursos de espionaje y rastreo informático a la Policía y la Guardia Civil. Cuando menos curioso.

Pues bien cuarenta años después, las víctimas del terror fascista siguen apareciendo como, si aplicáramos lo que en deporte son categorías, como víctimas de segunda cuando no de tercera.

El caso de la localidad conquense de Casasimarro no es, por desgracia, único en nuestro país. A las víctimas se las aplica el concepto de equidistancia y no el de equidad.

Hace unas fechas en el pleno de dicho Ayuntamiento se presentó un escrito por parte de Ahora Casasimarro en la cual se solicitaba la colocación de una placa en homenaje a los Abogados de Atocha. La petición ha sido rechazada y el Alcalde de la localidad da una explicación un tanto peregrina. Según el regidor “que el equipo de gobierno de este Ayuntamiento de Casasimarro, deniega esa autorización, por el hecho de que es nuestro deber, procurar no herir sensibilidades de ninguna tendencia política, en aras de preservar la convivencia pacífica de todos los vecinos del Municipio” Increíble pero cierto.

Así que honrar a las víctimas del terrorismo franquista puede herir la sensibilidad de ¿quiénes?, ¿a  quienes se refiere?. A los defensores del golpismo, del franquismo, del fascismo, del nazismo. A los familiares de los asesinos. A los que pretenden subvertir el orden democrático. Sería bueno que el Sr. Alcalde lo definiera con claridad para saber a qué personas puede lesionar los sentimientos ante el homenaje a unos trabajadores de la abogacía, a un administrativo que laboraba en el despacho de la calle Atocha y, que casualidad este asesinado, Ángel Elías Rodríguez Leal, era natural de esta localidad. No creo que a la organización política que pertenece le parezca bien la salida de tono (espero que solo sea eso y no haya algo más) del máximo responsable municipal y su equipo de gobierno.

Imaginemos que ante la posibilidad de homenajear a ls víctimas de la mafia se niegue ante la posibilidad de herir la sensibilidad de los capos, o el caso de los atentados de París, Berlín, etc…. Y porque no irnos más cerca, ¿estarán de acuerdo sus compañeros del País Vasco ante los homenajes a las víctimas de ETA?

En definitiva que se sigue con la política del paralelismo y eso, en una sociedad que se llame democrática es intolerable.

Emilio Sales Almazán